En la carta
de besos los hay de todo tipo y sabor, te digo.
¿Los has probado todos?
Algunos.
Los besos
de despedida. Concentrados y con
sabor a melancolía, pueden tener un punto amargo o llevar tanto tiempo en el
fuego que ya no saben a nada. Ni siquiera a fin. Esta clase de besos pueden ser
eternamente largos y durar tanto tiempo como uno es capaz de recordarlos. O los
besos de principio, a veces algo
torpes y otras sorprendentemente sabios, pero siempre esponjosos y suaves, diminutos.
En ocasiones, se juntan ambos, los que abren y los que cierran, temporalmente,
la historia en la que quizá quepan otras muchas categorías, infinitas. De besos
varios.
Nota mental: y los besos con sabor a luna llena. Pero a esos nos
les hacen falta adjetivos, ellos son así, completos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario