Llegaste
un día
O quizá fui
yo quien te llamé.
Te pusiste
a mi lado para contarme
Que te
gustaba el cine
Que odiabas
las rutinas
Que volabas
a ratos
Que ibas a
rozarme la mano.
Y a
soplarme el cuello.
Echamos a
un lado las cortinas.
Miramos sin
prisas
Mientras el
hielo de tu copa, lo único frío.
Contamos
verdades
Historias,
pasados
Perfilamos
futuros y adornamos presentes.
Tú llegaste
un día
Y seguro
que fui yo quien te llamé.
Para
inventarnos.
Todo el
tiempo.
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