La legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo
ha irrumpido hoy en la campaña electoral en EEUU. Obama dice sí, Romney se
apunta a lo de las peras y las manzanas y los analistas políticos corren a
buscar la calculadora electoral. Previsible y no por ello menos importante.
Reducir las diferencias entre ambos partidos a esta cuestión
sería poco riguroso, lo sé, pero resulta definitivamente significativo. Y a los
bares me remito. Poca gente defiende con pasión el objetivo del déficit un
domingo con una caña en la mano pero saca el tema de las bodas gays en una
conversación y verás claramente donde se sitúa cada cual. Haz la prueba con el
aborto. También funciona.
EEUU cuenta con una ley del aborto desde el año 1973. Podría
parecer un tema superado en esa sociedad después de tanto tiempo pero lo cierto
es que aparece en cada campaña electoral (en esta España nuestra también
sabemos mucho de eso).
A menudo, la posición desde la que vemos los avances en
derechos sociales configura nuestra identidad ciudadana y por lo tanto se
proyecta en el resto de cuestiones políticas, sociales y económicas. Obama no
ganará ni perderá por esto pero el electorado estadounidense ya sabe algo más sobre
él. Y espero que se apunten a esa forma de entender la vida.
Nota nocturna: ¡Viva Chueca!
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