lunes, 2 de septiembre de 2013

Septiembre

Ya sabéis que ha llegado septiembre. Para quedarse, como siempre. Porque septiembre es un mes que se queda. Y ya no se marcha hasta el año que viene, cuando volvamos a quejarnos del calor, cuando comience la operación biquini y cuando abran las piscinas.

Septiembre es el compromiso. Promesas de cara al espejo con los dedos cruzados en la espalda. Porque quién aguanta el invierno con fidelidad a la causa del optimismo a cuestas. 

Septiembre llega y
ella sigue en otro sitio, haciendo de madre sin serlo, modelando comportamientos infantiles en otro idioma, haciendo nudos de corbata en pequeños cuellos de camisa y comiendo siempre a una hora menos. Está lejos porque en este puto país ya no hay sitio para nadie. Está en otro sitio conduciendo por la izquierda y  haciendo cosas que no quiere porque aquí no tiene ni un metro cuadrado para sobrevivir. Todo hipotecado, robado, desahuciado.

Vamos a montar un pequeño país para los buenos que no están, los que tienen de paseo sus maletas y sus mentes. Un país donde el esfuerzo y la capacidad muevan las opciones, donde la inteligencia sea la moneda de cambio y donde la bondad sea imprescindible para fichar cada mañana. Sin reformas laborales asesinas, sin subidas infinitas de tasas universitarias, sin caciques ni dictadores ni súbditos cobardes. 

Un país pequeño, pero de verdad. 
No sabemos qué lugar ocupará en el mapa. Pero eso no importa, ¿verdad?


Nota mental: hay muchas copas de vino que tomarse aún.

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