martes, 1 de mayo de 2012

Laberinto

Y de repente, la salida ya no estaba al atravesar la primera puerta, ni la segunda, ni la tercera. Ahora la única forma de escapar era seguir el camino todo recto hasta al final y alli, girar a la izquierda. A veces, los pasos se transforman en laberinto, se pone feo el sendero y se agudizan las piedras. Lo importante es tener unas buenas botas y una forma de andar que te impida agachar demasiado la cabeza. Nota mental: si las cosas no suceden como esperas siempre puedes arrugar el mapa y continuar solo con la brújula.

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